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San Manuel González

San Manuel González García, nació en Sevilla, el 25 de febrero de 1877, falleciendo en Madrid, el 4 de enero de 1940.

Fue un Sacerdote católico español, arcipreste de Huelva, obispo de Málaga y de Palencia, Y el fundador de la Unión Eucarística Reparadora, un movimiento religioso integrado por las Marías de los Sagrarios y Discípulos de San Juan, para seglares; los Misioneros Eucarísticos Diocesanos, para sacerdotes; y las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, para religiosas. Y es conocido como el Obispo del Sagrario Abandonado o el Apóstol de los Sagrarios Abandonados.

Nació el domingo 25 de febrero de 1877, en el seno de una familia humilde y religiosa, en la calle Vidrio número 22, en el barrio de San Bartolomé de Sevilla. Sus padres eran originarios de Antequera, provincia de Málaga. Se casaron en la Iglesia de San Pedro de esa ciudad y se trasladaron a Sevilla hacia 1875. Su padre, Martín González Lara, estableció en 1877 un taller de carpintería y ebanistería, y su madre, Antonia García, se ocupaba de la familia y el hogar. Manuel González tuvo dos hermanos mayores, Francisco y Martín, y una hermana menor, Antonia. Manuel Siurot fue amigo de la familia.

Manuel González fue bautizado el 28 de febrero en la Parroquia de San Bartolomé, con el nombre completo de Manuel Jesús de la Purísima Concepción Antonio Félix de la Santísima Trinidad.

Ingresó en el Colegio San Miguel, donde estaban los niños del coro de la Catedral de Sevilla. Antes de los diez años pasó a formar parte de los Seises, un grupo de niños que bailan delante del Santísimo de la Catedral de Sevilla en la Octava del Corpus Christi, en la Octava de la Inmaculada Concepción y en el Triduo de Carnaval.

El 5 de diciembre de 1899 fue confirmado en la capilla del Palacio Arzobispal por el cardenal Ceferino González y Díaz Tuñón.

El Convento de la Trinidad había sido desamortizado en 1835. En 1875, el arzobispo de Sevilla, Joaquim Lluch, adquirió el edificio para la Iglesia hispalense. El arzobispo Ceferino González y Díaz Tuñón restauró el edificio y decidió instalar en el mismo el Seminario Menor de Santo Tomás de Aquino, que comenzó a dar clases en el curso de 1888-1889. Este año entró como seminarista Manuel González. En 1881 los salesianos se habían instalado en Utrera. En 1892 los salesianos Francisco Atzeni y Pedro Ricaldone se trasladaron de Utrera a Sevilla para comenzar su labor pastoral en la ciudad, empleando para ello las estancias del antiguo convento. Pedro Ricaldone fue ordenado sacerdote por el cardenal arzobispo Benito Sanz y Forés el 27 de marzo de 1893 y dio su primera misa el 28 de marzo en la Parroquia de San Andrés, de la cual dependía el antiguo convento. La congregación creó un Oratorio Salesiano en el que participó Manuel, que tuvo una gran admiración por los salesianos y una gran devoción por su patrona, María Auxiliadora. En 1893 los salesianos instalaron en este convento una nueva casa, independiente de la de Utrera. Posteriormente, Pedro Ricaldone, que se había encontrado personalmente con San Juan Bosco en tres ocasiones, llegó a ser el cuarto sucesor de este en la dirección de la orden.

San Manuel Gonzalez García
Monumento a San Manuel - Plaza de San Pedro (Huelva)

En julio de 1901 obtuvo el doctorado en Teología. Su tesis doctoral fue sobre la Verdad en Cristo, transmitida por los apóstoles en la Iglesia. Y en 1903 se licenció en Derecho Canónico.

Manuel González fue nombrado sacerdote por el arzobispo cardenal Marcelo Spínola el 21 de septiembre de 1901 en la capilla del Palacio Arzobispal y dio su primera misa el 29 de septiembre en la iglesia del Convento de la Trinidad, que es la Basílica de María Auxiliadora. Mantuvo una estrecha relación con Marcelo Spínola, ya que Manuel González también participó en la prensa y propaganda católica en sus últimos tiempos de seminarista y en sus comienzos como sacerdote.

El 2 de febrero de 1902 fue a Palomares del Río, provincia de Sevilla, enviado por el arzobispo como misionero. Se dirigió a la Parroquia de Nuestra Señora de la Estrella, la cual se encontraba muy deteriorada y prácticamente abandonada. De rodillas, ante el Sagrario abandonado, donde se encuentra Jesús Sacramentado, Manuel González pensó en la cantidad de sagrarios abandonados que habría en el mundo, recibiendo la gracia carismática que transformó su vida y orientó sus obras eucarísticas. Estuvo en esta parroquia hasta el 11 de febrero de 1902. Aunque en 1902 ya se habían realizado algunas obras de restauración, la iglesia fue restaurada totalmente en 1905.

Posteriormente, pasó a ser capellán de las Hermanitas de los Pobres, que habían fundado una residencia de ancianos en Sevilla. Esta congregación fue fundada por santa Juana Jugan en el siglo XIX.

El 1 de marzo de 1905 fue nombrado cura ecónomo de Parroquia Mayor de San Pedro de Huelva, de la que se hizo cargo el 9 de marzo. Su nombramiento como cura ecónomo se debió a que ya contaba con un párroco, Manuel García Viejo, aunque ya anciano, que se marchó de Huelva poco después de que Manuel se hubiese hecho cargo de la parroquia. El 16 de junio fue nombrado arcipreste.

El 19 de agosto de 1906 tuvo lugar en la Parroquia de San Pedro el solemne voto y juramento que el clero, corporaciones religiosas y fieles de Huelva prestaron de defender el misterio de la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los cielos. Con este voto, Huelva se adelantó cuarenta y cuatro años a la proclamación del dogma asuncionista, hecha por el papa Pío XII en 1950.

El solemne acto asuncionista se celebró en la Parroquia Mayor de San Pedro. A requerimiento del arcipreste de Huelva, Manuel González García, asistieron el cura de esta parroquia y el de la Parroquia de la Purísima Concepción, Manuel González-Serna y Pedro Román Clavero. También fueron convocadas y acudieron las diputaciones de las hermandades: Sacramental de la Parroquia de San Pedro, de Nuestro Padre Jesús de las Cadenas y María Santísima de los Dolores (establecida en el ex-convento de la Merced), de Nuestra Señora del Rocío, de Nuestra Señora de la Cinta, de Vera Cruz y Soledad de María. Establecida en la parroquia de la Concepción: de la Virgen del Carmen, de San José y del Sagrado Corazón de Jesús. Además, también fueron invitados y acudieron del Apostolado de la Oración de la Parroquia de San Pedro, comisiones de las Conferencias de Caballeros de San Vicente de Paúl y del Centro Católico de Obreros, junto con numerosos fieles. El arcipreste Manuel González García leyó el voto en el púlpito ante todos los asistentes.

El 17 de noviembre de 1906 bendijo la Iglesia de San Francisco de Huelva. El 8 de noviembre de 1907 fundó la revista El Granito de Arena.

El 25 de enero de 1908 inauguró las Escuelas del Sagrado Corazón de Jesús, para niños pobres, en el barrio de San Francisco. Estas fueron fundadas junto al onubense Manuel Siurot, que renunció a su importante carrera como abogado para hacerse profesor de estos niños.

En julio de 1908 se inauguraron unas escuelas provisionales y se bendijo su iglesia en el barrio del Polvorín. Las nuevas Escuelas del Sagrado Corazón de este barrio y su correspondiente iglesia se inauguraron el 1 de abril de 1911. En 1914 las teresianas se hicieron cargo del centro educativo, que contó con apoyo económico de Siurot.

Sagrarios Calvarios

El 4 de marzo de 1910 fundó la Obra de las Marías de los Sagrarios, de mujeres seglares, centrada en el culto al Santísimo Sacramento en los Sagrarios. El título hace referencia a las Tres Marías que acompañaron a Jesús en el Calvario. En abril de 1911 fundó los Discípulos de San Juan, para hombres seglares, con el mismo propósito.3 El título hace referencia al apóstol que estuvo en el Calvario con las Tres Marías. El 2 de octubre de 1912 fundó los Juanitos del Sagrario, para los niños.

La Obra de las Marías de los Sagrarios se extendió por las diócesis de España, Portugal, Italia y Bélgica. El primer país americano en donde se establecieron fue Cuba, en 1913. Posteriormente, se establecieron en Argentina, Puerto Rico, Ecuador, Perú, Venezuela y México.

El 6 de diciembre de 1915 el papa Benedicto XV lo nombró obispo titular de Olimpo y obispo auxiliar de Málaga. Recibió la noticia el 7 de diciembre, encontrándose en Sevilla para estar en la fiesta de la Inmaculada.

Regresó a Huelva y luego volvió a Sevilla, acompañado por Leopoldo Eijo y Garay, obispo de Tuy, para su consagración como obispo en la Catedral de Sevilla el 6 de enero de 1916 por el cardenal Enrique Almaraz Santos. A la ceremonia, en la que se cantó un Te Deum, acudieron miles de personas. El 20 de enero regresó a Huelva, donde fue recibido por una multitud del pueblo y por las autoridades de la ciudad. Se dirigió a la Parroquia de San Pedro, donde se cantó un Te Deum.

En 1940 el Ayuntamiento de Huelva rotuló una calle con el nombre de Arcipreste Manuel González García. El 11 de mayo de 1961, en la clausura del I Congreso Eucarístico Diocesano, promovido por las marías onubenses, el obispo Pedro Cantero Cuadrado inauguró el Monumento a San Manuel González, una estatua de bronce realizada por Víctor de los Ríos, en la Plaza de San Pedro de Huelva.

Desde el año 2008, en el frontal del paso del Señor de Pasión, y sobre el escudo de la hermandad, un ostensorio porta la reliquia de San Manuel González García, dada la estrecha vinculación entre el santo y el primitivo Señor de Pasión, durante sus años de estancia en la Parroquia Mayor de San Pedro de Huelva.

Falleció en el Sanatorio del Rosario, en Madrid, el 4 de enero de 1940. Fue sepultado en la Capilla del Sagrario de la Catedral de Palencia. Su sepulcro cuenta con el epitafio que él mismo dictó:

«Pido ser enterrado junto a un Sagrario,
para que mis huesos, después de muerto,
como mi lengua y mi pluma en vida,
estén siempre diciendo a los que pasen:
¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!.
Madre Inmaculada, san Juan, santas Marías,
llevad mi alma a la compañía eterna
del Corazón de Jesús en el cielo».

BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN

El 2 de mayo de 1952 comenzó en Palencia el proceso diocesano sobre la santidad de Manuel González. El 6 de abril de 1998 el papa Juan Pablo II lo declaró venerable por haber vivido heroicamente las virtudes cristianas.

El 20 de diciembre de 1999 el papa Juan Pablo II aprobó un milagro atribuido a su intercesión. El milagro tuvo lugar en el pueblo de Requena de Campos, provincia de Palencia, en diciembre de 1953. Sara Ruiz Ortega, que entonces tenía 18 años, llevaba cinco años sufriendo una grave peritonitis tuberculosa que la había dejado paralítica. El médico José García Izquierdo avisó a la familia de que iba a fallecer. El párroco palentino Francisco Teresa León fue por una reliquia del obispo a la Casa de Nazaret de Palencia e hizo que se la pusieran bajo la almohada, sin que ella lo supiera, y el sacerdote y la hermana de la enferma comenzaron una novena de oración a Dios por la intercesión. Tras esta novena, y de forma absolutamente inexplicable para la ciencia médica, quedó completamente curada y pudo hacer vida normal.

Fue beatificado el 29 de abril de 2001, por el papa Juan Pablo II, en Roma, junto a otros cuatro beatos: Carlos Manuel Cecilio Rodríguez Santiago, laico; María Ana Blondin, virgen, fundadora de la Congregación de las Hermanas de Santa Ana; Catalina Volpicelli, virgen, fundadora de las Esclavas del Sagrado Corazón; y Catalina Cittadini, virgen, fundadora de las Hermanas Ursulinas de Somasca.

En la ceremonia hubo 3000 peregrinos españoles. Asistieron los protagonistas del milagro que ha permitido su beatificación, sobrinos del beato, obispos, sacerdotes y seminaristas; más de 200 misioneras Eucarísticas de Nazaret, miembros de las distintas ramas del movimiento de laicos, laicas consagradas, y en representación del Gobierno de España, Juan José Lucas Giménez, como Ministro de la Presidencia.

Canonización de San Manuel (El Vaticano)

En la homilía de la misa de beatificación, Juan Pablo II dijo las siguientes palabras:

Aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor» (Jn 21, 7). En el evangelio hemos escuchado, ante el milagro realizado, que un discípulo reconoce a Jesús. También los otros lo harán después. El pasaje evangélico, al presentarnos a Jesús que «se acerca, toma el pan y se lo da» (Jn 21, 13), nos señala cómo y cuándo podemos encontrarnos con Cristo resucitado: en la Eucaristía, donde Jesús está realmente presente bajo las especies de pan y de vino. Sería triste que esa presencia amorosa del Salvador, después de tanto tiempo, fuera aún desconocida por la humanidad. Esa fue la gran pasión del nuevo beato Manuel González García, obispo de Málaga y después de Palencia. La experiencia vivida en Palomares del Río ante un sagrario abandonado le marcó para toda su vida, dedicándose desde entonces a propagar la devoción a la Eucaristía, y proclamando la frase que después quiso que fuera su epitafio: «¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!». Fundador de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, el beato Manuel González es un modelo de fe eucarística, cuyo ejemplo sigue hablando a la Iglesia de hoy.

El 3 de marzo de 2016, el papa Francisco recibió en audiencia privada su eminencia el cardenal Angelo Amato, S. D. B., prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, y autorizó a la congregación a promulgar el decreto referente a un milagro atribuido a la intercesión del entonces beato Manuel González García. Este milagro tuvo lugar en Madrid en 2008, cuando una mujer llamada María del Carmen Varela Feijoo sufría un linfoma que, a su edad, podía causarle la muerte. Su marido le pidió al párroco Francisco Teresa León que le administrase la unción de enfermos. En ese momento el párroco no pudo ir, pero les mandó una estampa del entonces beato Manuel González y les pidió que rezasen por su intercesión. La mujer comenzó a rezar una novena para la sanación y, al cuarto día, cuando acudió a una nueva revisión, le dijeron que el linfoma había desaparecido y que estaba totalmente curada.

El 20 de junio de 2016 se tuvo un consistorio público en vistas de la canonización de cinco beatos, entre ellos Manuel González García. Fue canonizado por el papa Francisco el 16 de octubre de 2016.

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